lunes, 16 de mayo de 2016

DON QUIJOTE DE LA MANCHA. MIGUEL DE CERVANTES (ANDRÉS TRAPIELLO)

Acertada lectura. Porque, como bien se ha dicho a lo largo del tiempo que hemos empleado en la lectura, todos releemos a Don Quijote, aunque nunca hayamos llevado a cabo una lectura completa. No obstante, esta adaptación realizada por Andrés Trapiello nos acerca aún más al texto puesto que se trata del castellano actual.
Es posible que no contente a todos como ocurre con cualquier obra de arte. El canon personal es el que puede dictar los modos de entender y disfrutar de un libro, una pintura o una sonata.
El interés de esta edición radica en acercar a un mayor número de lectores el original de Cervantes.




Y, junto a los comentarios de la obra, se exponen artículos que estos días aparecen en prensa. Uno de ellos es el de Ignacio Vidal-Folch aparecido en la revista PAPEL (EL MUNDO 08/05/2016) del que aquí recogemos el primer párrafo y el enlace para su lectura completa.



Tanto Cervantes como Shakespeare fueron hijos de unos señores de clase media que se arruinaron. El padre de Cervantes fue un médico, más bien un practicante, al que las deudas llevaron a la cárcel. El padre de Shakespeare, un comerciante en guantes y especulador en lana al que la crisis arruinó. Ninguno de los dos pudo cursar estudios universitarios. Pero en los colegios a los que asistieron se les educó en disciplinas parecidas, propias del Renacimiento: el estudio de los clásicos griegos y latinos, el aprendizaje de memoria de textos larguísimos, gramática, retórica, etc.