domingo, 10 de abril de 2016

LUIS RAMOS DE LA TORRE

ENCUENTRO

08/03/2016




Un encuentro especial por muchas razones. Luis es uno de los nuestros, no solo por ser de nuestra ciudad, sino por haber formado parte de nuestra adolescencia, juventud y madurez.
Es cierto que es Doctor en filosofía y cantautor, que ha intervenido en diferentes grupos musicales; es cierto que es poeta, además de especialista en la poesía de Claudio Rodríguez y Agustín García Calvo; es cierto que es profesor. Todo eso es cierto, pero además es una persona comprometida con la vida y con la actualidad desde cada una de las facetas que desarrolla.
La razón de este encuentro es su libro “Entre cunetas”. Presentado por Rufi Velázquez, estuvo acompañado por Ángeles Morales quien no sólo leyó los poemas de forma excepcional si no que también nos dio datos relacionados con la Memoria Histórica.
Luis explicó las razones del libro. Quizás, también la necesidad del libro.
Hay razones desde la justicia. Por luchar contra el olvido (A la justicia necesaria, y en memora de todos los olvidados).
Hay razones desde la historia.
Desaparecidos en las paredes sin nombre/desaparecidos en las mimbres del recuerdo./ Desaparecidos en los coágulos de la historia.
Hay razones pedagógicas, desde el desconocimiento que nuestros jóvenes tienen del pasado más reciente.
Es posible,/ que a día de hoy concedamos/ más crédito /-parece lógico-/ al triste victimario/ de una catástrofe televisiva,/ que a ciertos hechos luctuosos,/ no asumidos aún por la historia/ normalmente manipulada.
Hay razones antropológicas relacionadas con el duelo que, en muchos casos, no ha habido.
Hay familias/ que vivieron el hervor de la tierra,/ la pulpa de la maldición forjada/ tras la pérdida de algún ser querido,/ y saben de fosas y zanjas traicioneras,/ saben de muertos asfixiados/por el infortunio del azar./
Hay razones éticas. La obligación como ciudadano de colaborar en la reparación de la verdad y evitar una falsa memoria.
Un resto/ de tela extraño/ entre los huesos/ y el humus,/ piedras de cuarzo blancas,/ varias puntas oxidadas, y maderas/ de algún tronco anterior./
Hay razones, por último, filosóficas, entendiendo por tal el concepto de los No-lugares (Marc Augé) lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como "lugares; tal es el caso de las cunetas.
/Entre cunetas; /en ese cementerio/ sin lápidas, en ese rincón del silencio,/ hubo un frío mineral aquel verano tan largo,/ aquel julio agobiante/ trenzado de cristales e ilusiones rotas./


¡Hasta la próxima, Luis!


jueves, 7 de abril de 2016

LUIS MATEO DÍEZ

23 de febrero de 2016


Fue a propósito de la lectura de “Los desayunos del café Borenes”. Pero no hacía falta ninguna excusa, o mejor, cualquier excusa es buena para leer y escuchar a Luis Mateo Díez.
Fue presentado por Roberto Peña Uña y por la directora de la Biblioteca, Rufi Velázquez.
Es curioso que su sillón en la Real Academia sea el mismo que el de Claudio Rodríguez.
Y habló de las ciudades castellanas, ciudades de sombras, “viejas y pendejas”, relacionadas muy a menudo con la muerte. Y habló del novelista como vitalista frustrado que tiene que contar la vida pues el arte está comprometido con la vida misma. Y de las características de una buena novela: el estilo, el placer y la complejidad del mundo que cuenta.
Pero sin lector no hay escritor. En la novela hay un hilo conductor entre ambos que no hay en otras artes. De ahí que al actor-lector se le debe pedir que la enriquezca. 
En “Los desayunos del café Borenes” explica el proceso de creación cuando habla de la obsesión creadora con dos componentes: uno psicológico y otro de liberación/satisfacción al escribir. Sin embargo son los personajes los que dictan la novela: “El personaje improvisa con el repertorio de experiencias del autor puesto que desde la nada hay poco que novelar”.
Y así se va fabricando el relato, a través de la imaginación, la memoria, las sensaciones y los sentimientos.
En una entrevista (ABCcultural) describe los tres elementos fundamentales: la imaginación, la memoria y la palabra. La imaginación como una facultad del alma, motor interior secreto. La memoria como depósito de la experiencia, o sea, facultad para que la huella de nuestra existencia quede marcada. Y la palabra, la materia con la que podemos amasar la propia realidad en la que vivimos, comunicando y contando las cosas. Es el destino más natural que tienen la imaginación y la memoria.
Casi al final del libro nos lleva a reflexionar sobre el destino de las historias de la mano del lector. Todas ellas se multiplican cuando se leen. Se cierran pero no se acaban.

BIOGRAFÍA
Luis Mateo Díez nació el 21 de septiembre de 1942, en Villablino (León), donde su padre era funcionario del ayuntamiento. Su infancia transcurrió en este pueblo montañés hasta 1954, año en que la familia se trasladó a León. El contacto con el rico acervo cultural del medio rural determinó en Luis Mateo una temprana disposición hacia lo imaginario, oral o escrito.
Estudió Derecho en Oviedo y Madrid e ingresó en 1969, por oposición, en el Cuerpo de Técnicos de Administración General del Ayuntamiento de Madrid. En esta ciudad reside desde entonces alternando la oficina con la creación literaria en un equilibrio óptimo, a juicio del escritor, que está casado y es padre de dos hijos.


Entre 1963 y 1968, participó en la redacción de la revista poética Claraboya junto a Agustín Delgado, Antonio Llamas y Ángel Fierro. Por ese entonces publicó sus primeros poemas, seguidos, en 1972, de Señales de humo. Sin embargo, su creación poética es efímera y deja paso definitivamente a la ficción narrativa.

Su prestigio literario ha ido creciendo a la par que su incesante producción con la publicación de novelas, cuentos, microrrelatos, artículos, y otras obras de difícil adscripción genérica a medio camino entre la rememoración vivencial, la reflexión literaria, el ensayo y la ficción. La literatura de Luis Mateo Diez está centrada en la tradición fabuladora de Castilla y León, pero su trascendencia es universal, es dueño de uno de los universos más personales de la narrativa española contemporánea.
Su obra literaria ha sido traducida a numerosos idiomas y, en ocasiones, adaptadas al cine. Así, el cuento "Los grajos del Sochantre" ha sido llevado al cine por J.M. Martín Sarmiento en la película El filandón y la versión cinematográfica de su novela "La fuente de la edad" ha sido rodada por Julio Sánchez Valdés para Televisión Española.
Ocupa el sillón “I” de la Real Academia Española desde el 21 de mayo de 2001.